¡Cómo se le ocurre que voy a aconsejarle al niño que sea solterón!
Recuerdo muy bien ese día. Estaba nerviosa, conmovida, ilusionada y sentía un pánico cruel a meter la pata y provocar la más mínima decepción a mi Amo. Además de mi Amo, lo firmé ante cinco testigos: 2 Amos, un Ama y dos esclavas.