Permíteme anudarte las manos con cuerdas de seda y hacer el amor frente a la chimenea
El no podía esconder su cara de sorpresa al ver el plato sobre la mesa. La mira con ojos cariñosos y le dice: Creí que no lo sabias, nunca me han gustado los bordes del pan, es el mejor regalo de cumpleaños que me has dado.
