Durante el tiempo de mi búsqueda, encontré un inconveniente recurrente: Toda vez que hallaba una posible causa, buscando a fondo, descubría que a la base de esa causa había otra causa, después otra más y aún otra más. Una cadena de causas relacionadas unas con otras.
Mordisquear los pezones. Cuando se habla de mordisquear los pezones no se habla de hincarles los dientes. Se habla de cogerlos con los labios o bien de presionar con los paletos sobre ellos mientras se realizan movimientos circulares alrededor de ellos. Todo esto debe realizarse suavemente.,
Durante los primeros adiestramientos es conveniente forzarle a que hable a base de preguntas, recriminaciones o bien lo que se nos ocurra para hacerle charlar cuando no debe. Eso nos proporcionará motivo de castigo y al pony, razones dolorosas que le harán ser más pony de ahora en adelante.
El planteo es sencillo y muy coherente a nivel científico. Si disfrutamos el placer sexual concentrándolo solo en la zona genital, es una limitación del goce. El placer sexual se puede vivir y disfrutar en todo el cuerpo.
Si eres un caballero con clase y deseas estar con una acompañante fascinante … no lo pienses más y llámame.
Además de esto, a menudo un lenguaje anatómico que suponga una DEV de una personalidad también poco apta. De ahí que, mejorando tu lenguaje corporal, asimismo tenderás a prosperar de forma inconsciente y natural muchos rasgos de tu personalidad.
Imagina la cantidad de juegos que puedes realizar cuando tu sumisa o sumiso te lo permiten, siempre y en toda circunstancia digo que el juego BDSM es como hacer una buena paella, tu sumisa te facilita los ingredientes y puedes hacer ese arroz de la manera que creas que más le gustará.
El amor es una fuerza no domable. Cuando lo controlamos, nos destroza. Cuando procuramos encerrarla, nos vuelve sus esclavos. Cuando intentamos entenderla, nos deja con una sensación de desorientación y confusión.
El tiempo desaparece. Los 2 reivindican la prioridad de su deseo por el objeto C. Ambos tienen razón y ambos al unísono se equivocan. La ceguera del mimetismo y el doble vínculo mantienen en los dos contricantes la ilusión de que el otro empezó.
Juega a lo seguro. No proporciones tan simple cualquier información como mails, números telefónicos, lugar de trabajo y de manera especial tu domicilio, hasta que te sientas perfectamente cómodo con esta persona. Y para tus primeras citas con alguien, acuerda encontrarse en un sitio público.
